¿Has notado que las primeras horas de un trabajo que realizas son las más productivas, pero ese trabajo puede extenderse por horas y horas más, tratando de mejorar cada detalle que probablemente ni se note?
Diseñé este gráfico para explicarte el Principio de Pareto:

En la productividad, una persona tarda un 20% del tiempo en hacer una tarea 80% bien, y generalmente vamos a utilizar el otro 80% del tiempo en tratar de perfeccionar ese último 20% que nos falta de esa tarea.
Te pongo un ejemplo, yo tenía un tiempo planteado para hacer mi página web, 3 días de trabajo me iba a dar la oportunidad de hacer mi web 80% bien, no está perfecta, pero hace su trabajo y cumple su objetivo por ahora. Puedo invertir unos 10 días más en re editar los textos que puedo mejorar, editar mejor las imágenes, animar textos, revisar las fuentes, y la lista sigue.
Pero tratar de mejorar ese extra 20% me ocupará 80% extra de mi tiempo.
“Done is better than perfect”
Lo que está hecho está mejor que lo que podría estar perfecto, aplica este principio cuando estés haciendo tu proyecto, tarea, trabajo, hasta en la limpieza de tu casa. Si esas mejoras no hacen una diferencia en el producto final cuando tienes un tiempo de entrega, utiliza esa cantidad de tiempo y esfuerzo para otra tarea.
El perfeccionismo forma parte de mi personalidad, cuando limpio, si no queda impecable siento que no limpie. Detalles como colorcitos, iconos en propuestas, son cosas en las que puedo pasar horas y horas, pero por suerte tengo a mi socio y pareja Gustavo, que me pone un parado y me dice “Loredana, recuerda la regla del 80/20, tu web está perfecta para publicarla”.
Tengo que manejar mi tiempo para producir 1 tarea perfecta en una semana, o producir 4 o 5 tareas bien hechas. Tengo una personalidad perfeccionista, y las personas como yo tenemos que aprender a saber cuándo parar.
Las personas que desarrollan más rápido un proyecto no es porque tienen más horas en el día que tú, es porque manejan de forma más eficiente su tiempo.
Esta regla no es exacta, pero nos hace reflexionar a la hora de realizar cualquier trabajo y no gastemos esa cantidad enorme de energía por hacer verlo “más bonito”, quitarle ese detallito que no nos producirá dinero y que en ese tiempo podemos realizar otros trabajos que sí estén apuntando a cumplir nuestros objetivos semanales.
Una de las cosas que he aprendido con el libro “Indistractable” es planear una cantidad razonable de tiempo y esfuerzo para realizar todas las tareas del día, y tratar de no salirte de esos tiempos. Eso nos permite dedicar nuestro tiempo a abordar otros esfuerzos.
Lo perfecto no existe, nuestra productividad general se ve afectada porque pasamos una cantidad excesiva de tiempo en unas pocas cosas, tratando de hacerlas perfectas, en lugar de una menor cantidad de tiempo en un montón de cosas que multiplicarán nuestros resultados.
5 Tips para dejar de ser perfeccionista
Te dejo 5 consejos que me ayudaron a dejar de ser perfeccionista y que sigo trabajando todos los días:
Reconocer y entenderlo
El primer paso es reconocer que estás siendo perfeccionista en tu trabajo.
Piensa qué situaciones hacen que quieras hacer esa tarea más perfecta.
Por ejemplo, cuando tienes que entregar a otra persona el trabajo, o tienes que publicarlo.
Ahora, trata de entender de qué sentimientos se alimenta tu perfeccionismo. Puede ser de tus miedos, de tu ego, o de tu falta de confianza.
Identifica cuáles son esas creencias limitantes para poder cambiarlas.
Identifica lo necesario
Lo suficientemente bueno es suficiente.
Encuentra el estándar de bueno para lo que haces: ¿Necesitas el trabajo rápido y simple? ¿Necesitas algo intermedio?
Pregunta primero y analízalo para saber qué debes entregar entregar y en qué calidad.
Controla tu mente
Cuando estás trabajando, llegan pensamientos que pueden llevarte a no sentirte suficientemente bien con lo que estás haciendo y quieras perfeccionar. “esto no está alineado”, “no me encaja el color”, “si voy a hacerlo, voy a hacerlo bien”…
Cuando lleguen esos pensamientos, trabaja para sustituirlos por otros mensajes como “está muy bien así”, “primero lo termino y si me queda tiempo me enfoco en ese detalle”.
Ponte plazos de tiempo
Hazlo lo mejor que puedas, pero dentro de un límite de tiempo determinado. Así no podrás trabajar más tiempo perfeccionándose.
Decide cuánto tiempo le vas a dedicar a una tarea antes de empezar y aférrate a ese tiempo.
Experimenta
Los tiempos que te plantees probablemente al principio no encajan para ti. Prueba lo que te funciona y practicarlo con regularidad. Cada trabajo es diferente.
Practica el hábito de entregar trabajos «buenos» en lugar de «perfectos».
Como cualquier hábito, necesitarás practicarlo de forma recurrente hasta lograrlo.